miércoles, 13 de febrero de 2013


IZQUIERDAS, DERECHAS Y OTROS ANACRONISMOS

Lo de las “izquierdas” y “derechas”, como pretendidas clasificaciones políticas contundentes e inapelables, no son más que otras de las tantas confusiones institucionalizadas, forzadamente repetidas por el aparataje mediático – cultural, y pretendidamente sacralizadas por sectores del academicismo universitario, este último tanto de los “progres” como de los “neutros y asépticos” (léase ultra conservadores).

El origen de esas clasificaciones políticas data de fines del siglo XVIII, en épocas de la Revolución Francesa, cuando los diputados que representaban a los desposeídos y las clases pobres, se sentaban a la izquierda de la sala de deliberaciones; mientras que los representantes de los sectores más ricos y aristocráticos, se sentaban a la derecha.

Ya desde los orígenes los conceptos nacieron algo “confusos”, pese a la aparente tajante división de las ubicaciones. Si bien la Revolución Francesa es considerada la madre política de los derechos humanos, reflejados en los valores de Igualdad, Libertad y Fraternidad; esos conceptos en buena parte pasaron de ser meramente declarativos.

Por una parte, el propio proceso revolucionario pronto devino en una orgía interminable de degüellos y ejecuciones continuas, además de degenerar en un estado de cosas que iba llevando a una anarquía, que incluso amenazó la subsistencia del Estado Francés, por la disolución de toda estructura de poder y por las amenazas concretas de enemigos externos. Notablemente, quien debió poner orden en el caos institucionalizado, fue un brillante oficial de artillería, rápidamente devenido en estratega político y militar; cuyo nombre sería asociado al poderío de la nueva Francia Imperial, que pronto resurgió con mayor fuerza que en la época de Los Luises.

Por otra parte, en plena época revolucionaria, así como en los posteriores años napoleónicos y post napoleónicos, a ningún francés (de “izquierdas” y de “derechas”) se le ocurrió abolir la esclavitud y la servidumbre, que el arrogante imperio galo mantenía en sus múltiples colonias; incluyendo Haití, que debió pagar un altísimo costo en sangre y en posteriores indemnizaciones, para acceder a su dolorosa independencia. ¡Pero claro, los haitianos son hijos de esclavos africanos, y para los “izquierdistas” revolucionarios franceses, la igualdad, libertad y fraternidad no pareció ser aplicable a otros pueblos!, ¡¡¡y menos aún si eran negros!!!

Adam Smith, el teórico precursor del liberalismo económico, no se detuvo en esas precisiones políticas, centrándose en temas económicos, que eran la base del expansionismo británico, al cual sin duda servía. Es el núcleo fundador de la doctrina económica clásica…la cual por cierto tiene fuertes connotaciones políticas imperiales, no solo de los imperios convencionales, sino sobre todo del difuso imperialismo de los poderes financieros y corporativos.

Poco después –medido en términos históricos- Karl Marx redactó sus copiosas y complejas obras político – económicas, presentadas como la antítesis del liberalismo económico…pero para sus razonamientos partió de las bases de análisis convencionales, por lo que su doctrina es una simple (más bien compleja) derivación del liberalismo, al punto que hoy el marxismo tiene su lugar entre las doctrinas clásicas (o convencionales) de la economía, las cuales hoy son claramente anacrónicas. La aplicación práctica del marxismo, además del fracaso final que fue la Unión Soviética, y los giros hacia particulares modelos de capitalismo de Estado de China, Vietnam y otros Estados ex comunistas; permiten inferir los entremezclamientos que no pueden definirse con claridad entre “izquierdas” y “derechas”; además de lo cual, los fuertes privilegios de las respectivas cúpulas de las estructuras de los diversos partidos comunistas, contradecían abiertamente las proclamas igualitarias de la doctrina del teórico marxismo “puro”.

En medio de ambos referentes teóricos principales de la economía clásica (Smith y Marx), con muy poca difusión y desde hace mucho formando parte de los “pensadores malditos” ninguneados por el establishment mundial, surgió el referente principal del historicismo económico, que fue Friedrich List. Este notable pensador y hombre de acción, lógicamente no criticó al marxismo, pues murió antes que Marx y Engels publicaran sus obras; pero en cambio literalmente destrozó los falaces y muy rebuscados argumentos del liberalismo económico. ¡Y por cierto no perdió tiempo en enredadas y confusas clasificaciones entre “izquierdas” y “derechas”, sino que se abocó a analizar con sólidas bases históricas las causas del atraso y la dependencia de su por entonces fragmentada nación germana, sirviendo además de notable asesor para el desarrollo tecnológico e industrial de su nación adoptiva, que fue EEUU!

Simplificando los términos de su análisis, y yendo el nudo focal de los temas, analizó qué políticas eran buenas y cuales eran malas para los Intereses Nacionales, y a partir del fortalecimiento de esos Intereses definió los caminos para mejorar el nivel de vida de toda la población. Producir más, con equidad, y con clara defensa de los intereses estratégicos nacionales; podría ser la síntesis del pensamiento de List. Eso implicaba en forma automática limitar drásticamente o directamente eliminar los privilegios de la nobleza y las oligarquías de los múltiples pequeños Estados feudales, de la nonata Alemania previa a la unificación lograda pocas décadas después por Bismarck.

En todo ese proceso histórico tan trascendente, no se consideraron las confusiones y enredos dialécticos de “izquierdas” y “derechas”; los que hubiesen obrado como hojarascas que escondieran lo esencial, que era defender al propio Estado y por ende a su población.

Como consecuencia de las luchas político – económicas expansionistas y colonialistas, estallarían las dos guerras mundiales, con su horrores a escalas sin precedentes, y con sus genocidios monstruosos, de los cuales algunos son repudiadamente conocidos (como los del nazismo, y los del Imperio Otomano contra los armenios); mientras que sobre otros se extiende el manto del olvido con fuertes caracteres de encubrimiento o de cómplices justificaciones, como las esclavizaciones o servilismos masivos consumados por tropas japonesas, norteamericanas, británicas, y francesas; que usaron la carne de cañón de sus colonias y de países subordinados ¡Todo muy lejos de las teorizaciones afrancesadas de “izquierdas” y “derechas”!

Después de las gigantescas conflagraciones por la repartija del mundo, entre imperios existentes e imperios emergentes y otros en proceso de caducidad, surgiría el largo interregno de la Guerra Fría, que fue la paz armada con guerras indirectas y amenazas latentes, entre las dos superpotencias (EEUU y URSS).

Allí si, y no por casualidad, en los países comprendidos en el área de influencia de EEUU, se utilizó con mucha fuerza y recurrencia, con caracteres peyorativos y de potencial peligrosidad, al concepto de “izquierdas”, o en lunfardo corriente “las zurdas”. Curiosamente, en aquellos años cayó en desuso la expresión de “las derechas”; lo cual no puede sorprender, pues se hablaba del “tercer mundo” y del “primer mundo”, pero no se especificaba cual era el “segundo mundo”. Confusiones y omisiones semánticas, para dificultar la comprensión entre el pueblo corriente, mientras que la mayoría de académicos y comunicadores sociales no cuestionaban esos vacíos y falencias conceptuales.

Para completar los enredos dialécticos de esos años, el referente de la oligarquía nativa argentina, del más crudo cipayismo, que fue Álvaro Alsogaray, se autodefinió como referente de un difuso “centro” político, llegando incluso a juntar un minúsculo partido político con ese nombre.

Ya antes, hubo una profusa historia del “socialismo” argentino (¿de izquierdas?), operando como claque de la oligarquía antinacional; muy afecto a profusas declaraciones altisonantes, pero acompañando explícitamente las más execrables acciones de los sectores políticamente ultra conservadores y económicamente ultra liberales, “mirando para otro lado” cuando se consumaban infames acciones y negociados (como los de la década infame, de los años ’30); y después de eso, manifestándose sedientos de sangre y llenos de odios elitistas, cuando avalaron los fusilamientos y otros vejámenes consumados por la “revolución fusiladora”.

Un poco antes, son de recordar las manifestaciones del ’45, cuando iban codo a codo los exponentes de la más rancia oligarquía, que habían consumado vergonzosos tratados de entrega económica con los poderes británicos, con los “izquierdistas” del partido comunista y otros revolucionarios de pacotilla. ¡Y todos ellos comandados por el embajador yanqui Spruille Braden, devenido en activista político fuera de todo contexto ético. ¿“Izquierdas y derechas”?

Suele ser corriente que algunos historiadores “izquierdistas” condenen a Rosas, por haber sido “capitalista” (en sus épocas el marxismo y sus dogmas no existían), siendo que en realidad estuvo siempre muy ocupado repeliendo agresiones desde afuera y complots de adentro, que buscaban achicar el territorio nacional y subordinarnos a los poderosos de la época –o sea defendiendo lo prioritario-; y restando importancia al claro predicamento que “el gaucho rubio” tenía entre los gauchos y orilleros de esos años; los mismos que serían desposeídos,  perseguidos y aniquilados cuando el poder fue tomado por los “progresistas liberales” como Mitre y Sarmiento, luego de las traiciones de Urquiza. ¡Pero esto no lo entienden los “progres” pues está fuera del “menú” del marxismo, y lo ocultan los liberales!

En los últimos años, es común y patético ver que los analistas “progres” se emocionan, cuando los “socialistas” de España, Francia y otros países europeos ganan elecciones. Pero esos mismos analistas parecieron no molestarse cuando el “socialista” Felipe González viajó a Argentina, para hacer burdas acciones de presiones en contra del Estado Argentino, luego de haber fogoneado los saqueos institucionalizados de nuestro patrimonio y la extranjerización masiva de la Banca argentina, con notables beneficios leoninos para empresas españolas y otras de Europa y EEUU. Tampoco parecieron advertir que el “socialista” Hollande mandó invadir Mali, en una nueva maniobra brutal de neocolonialismo, tal como antes perpetraron otros gobernantes “de derechas” de Europa y EEUU.

¡Ya hace muchas décadas el Maestro del Pensamiento Nacional Argentino, Don Arturo Jauretche, definió con mucha claridad que lo básico pasa por entender quienes están a favor de los Intereses Argentinos, y quienes juegan en contra! Lo demás es simple palabrería hueca. ¿Tanto les cuesta entender eso, a determinados intelectuales u opinantes varios?

 

C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

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