jueves, 24 de julio de 2014

ECOLOGISTAS ULTRAS, SOCIOS DE LAS PETROLERAS
Seguro  que  “Don  Pepe”  y  “Doña  Rosa”,  (ciudadanos  comunes  no
especialistas en estos temas) que suelen simpatizar con los edulcorados planteos
del  ecologismo  fundamentalista,  no  tienen  ni  idea  del  tema,  ni  a  quienes
benefician con sus cándidos accionares.
Los  “Don  Pepe  y  Doña  Rosa”,  por  lo  general  “compran”  los  argumentos
superficiales con los que son engañados, y rara vez se detienen a analizar la falta
de coherencia y/o de fundamentación de los mismos. Los convencen por el lado
emotivo, y con apelaciones al miedo, hábilmente usado por los ecoterroristas.
En  una escala  más activa, están  los militantes fervorosos, por lo general ya
inmersos en el fanatismo, que suelen ser usados como elementos de choque, en
los  diversos  operativos  mediáticos  y  propagandísticos  callejeros,  que  montan  las
ONGs “ecologistas” transnacionales (Greenpeace, Fundación Vida Silvestre, FARN y
otras),  con  el  respaldo  de  sus  ramificaciones  locales  y  otros  “sellos  de  goma”  o
pequeñas  ONGs.  Como  fanáticos  que  pasan  a  ser,  muy  hábilmente  cooptados,
suelen  defender  agresivamente  sus  dogmas,  asumidos  como  “verdades
reveladas”,  siendo  usual  que  se  enfurezcan  desmesuradamente  si  se  ponen  en
evidencia las carencias de sustentos técnicos de sus creencias, las cuales asumen
engañadamente  como  argumentaciones  sólidas,  no  deteniéndose  a  analizar  las
profundas contradicciones en las que están sumidos.
Un  peldaño  más  arriba,  están  diversos  tipos  de  “dirigencias”  o  de
“referentes”, los que por distintos tipos de prebendas o por enfermizas búsquedas
de notoriedades públicas, difícilmente puedan ser considerados “inocentes”. Ya en
ese nivel, se niegan a asumir errores, falsedades y tergiversaciones de las “agendas
de operaciones” que comandan, siendo muy difícil suponer que no sepan  –así sea
a  nivel  subconsciente-,  los  daños  que  ocasionan.  Algunos  de  ellos,  parecen
encontrarle el sentido a sus vacías existencias (suelen ser “progresistas” huérfanos
de  otras  causas,  o  marxistas  desencantados  con  la  desaparición  de  la  Unión
Soviética  y  por  el  giro  “capitalista”  de  China,  o  “niños  bien”  con  mucho  tiempo
disponible  y  pobres  objetivos  de  vida),  militando  con  notable  fanatismo
“anticapitalista”…pero montan en cólera si se les señala que en los hechos actúan
como  marionetas  al  servicio  de  las  potencias  del  G  7,  y  en  particular  de  Gran
Bretaña y EEUU.
Adquiriendo “chapas” de especialistas en el tema ambiental y en otros temas
vinculados  (como  la  energía  y  la  minería),  por  lo  general  son  ex  estudiantes
universitarios fracasados o con carreras incompletas, o en algunos casos audaces
opinantes  carentes  de  todo  aval  o  conocimiento  académico,  o  ni  siquiera  en  el
respetable  rol  de  auténticos  autodidactas.  Suelen  utilizar  “la  ecología”  como
plataforma  política,  sin  importarles  los  daños  que  causan.  Son  casi  siempre,
simples  opinólogos  al  voleo.  O  en  algunos  casos,  profesionales  de  áreas  nada
vinculadas,  que  se  largan  a  opinar  como  si  supieran.  Por  caso,  un  biólogo  que
opina  con  inusitada  soltura  en  cuanto  tema  se  le  cruza;  o  en  Misiones,  algunos
sociólogos o similares, que sesgadamente opinan sobre energía, evidenciando no
saber  del  tema.  ¡Eso  si,  todos  esos  opinantes,  opinólogos  y  similares ,  jamás
analizan la necesidad del desarrollo socio económico! Más aún, muchos evidencian
fomentar el subdesarrollo crónico.
En otro escalón superior, están los “ecologistas a tiempo completo”. Son los
que  literalmente  “trabajan  de  ecologistas”,  y  sus  cargadas  agendas  de  acciones,
difícilmente  puedan  ser  trajinadas  si  no  se  cuenta  con  amplios  soportes
financieros.  Sus  discursos  suelen  ser  filo  “progresistas”  (léase  supuestamente
anticapitalistas), lo cual no impide que generalmente hagan muy buenas migas con
los  sectores  político-económicos  más  ultra  conservadores  en  lo  político  y  más
neoliberales apátridas en lo económico. Por caso, recordar la nube de adherentes
“ecologistas”  que  vivían  al  amparo  de  diversos  subsidios  que  la  tristemente
recordada  “Marijú”  Alsogaray  repartía,  en  su  gestión  en  la  Secretaría  de  Medio
Ambiente;  o  el  cómodo  posicionamiento  como  funcionario  de  Macri,  (“niño
mimado”  del  establishment  ultra  neoliberal  de  Argentina),  de  Juan  Carlos
Villalonga, quien fuera cara visible de la británica Greenpeace en Argentina.
En el escalón superior, “marcando la agenda” de las acciones del ecologismo
cavernario,  están  las  ONGs  transnacionales  con  sedes  operativas  en  Argentina.
Esas  agendas son  obedecidas sin  chistar, por todos los escalones del ecologismo
fundamentalista,  descriptos  antes.  Hay  temas  en  los  que  ponen  feroz  énfasis,
mientras que otros, o son ninguneados, o están permanentemente fuera de toda
consideración,  como  por  ejemplo  los  terribles  males  del  subdesarrollo  crónico,
tema  jamás  ni  siquiera  mencionado por el  accionar  ecoterrorista. Claro está que
debe  recordarse,  que  el  ecologismo  fundamentalista  tiene  como  una  de  sus
premisas,  la  genocida  idea  de  detener  –al  como  sea-  todo  atisbo  de  desarrollo
socio  económico.  Los  “daños  colaterales”  de  esa  genocida  idea  que  pretenden
imponer tiránicamente, ni les importan. Esos “daños colaterales” son, entre otros:
creciente  desocupación  (con  sus  cargas  de  frustraciones  y  violencias  implícitas);
muertes  prematuras  por  carencias  de  atención  médica,  por  desnutrición  y  otros
males similares; caos  socio económico; disgregación de los Estados nacionales; y
deshumanización en grados superlativos.
Las “agendas” de las ONGs transnacionales que operan en Argentina, tienen
como prioridades: feroz ataque a  la minería (no les preocupan las consecuencias
sociales,  económicas  ni  políticas,  de  semejante  desatino;  como  tampoco  toleran
que  se  analice  que  un  mundo  sin  minería  es  impensable);  feroces  ataques  a  la
hidroelectricidad y al Plan Nuclear Argentino (con lo  cual favorecen abiertamente
a la generación termoeléctrica (que funciona quemando petróleo y gas, costoso y
muy  contaminante,  pero  eso  “no  lo  ven”);  oposiciones  sistemáticas  a  nuevas
industrias (sobre todo en las provincias más pobres), siempre bajo inter minables
excusas “ambientales”; oposiciones a obras públicas necesarias para el progreso,
como puentes, autovías, líneas de alta tensión, etc.; oposición al desarrollo de La
Hidrovía (pero “no les molesta” que los camiones quemen petróleo y contaminen,
congestionando las rutas); feroz oposición a la explotación de los hidrocarburos no
convencionales  (con  lo  cual  en  verdad  buscan  que  nunca  podamos  volver  al
autoabastecimiento  petrolero  y  gasífero,  condicionando  el  desarrollo  y
promoviendo nuestra dependencia  político-económica);  y en general, cuestionan
toda iniciativa que puedan conducir al desarrollo.
Cabe  mencionar  que  los  feroces  y  continuados  ataques  al  exitoso  Plan
Nuclear  Argentino,  tienen  la  clara  finalidad  de  hacernos  volver  al  rol  de
dependiente economía pastoril, subordinada a los dictados del Grupo de los 7 (G
7), que nos tenía como dócil colonia sujeta a las potencias colonialistas y al poder
financiero transnacional.
Por su parte, la promoción a ultranza, de las “energías renovables” (concepto
falaz, pues excluye arbitrariamente a la hidroelectricidad), esconde los muy serios
problemas  técnicos  vinculados  con  la  generación  eólica  y  la  solar,  así  como  los
fuertes subsidios vinculados a esas tecnologías de producción de electricidad, pues
sus  costos  las  hacen  no  competitivas.  España,  Alemania  y  Dinamarca,  están  hoy
padeciendo las consecuencias del fundamentalismo de haber pretendido suplantar
con las eólicas y solares (energías meramente complementarias) a usinas de base
de sus respectivos sistemas eléctricos.
Recordemos que  –por cuestiones técnicas insoslayables-  solo  son usinas de
base  las  de  tres  tipos  de  tecnologías:  termoeléctricas  (en  base  a  petróleo,  gas  o
carbón),  hidros  y  nucleares.  Por  eso,  al  atacar  a  las  hidros  y  nucleares,  los  ultra
ecologistas,  están  de  hecho  fomentando  a  la  generación  termoeléctrica,  y  todos
los negocios asociados (como los fletes de combustibles, entre otros).
Es  decir  que  el  ecoterrorismo,  es  muy  funcional  a  los  oscuros  intereses
relacionados  con  la  generación  termoeléctrica…y  por  supuesto,  al  subdesarrollo
crónico.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Diplomado en Geopolítica
Especialista en Gestión de Producci
Especialista en Energía
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos
http://caoenergia.blogspot.com.ar/

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