miércoles, 15 de julio de 2015

BOLIVIA NOS VENDERÁ ENERGÍA HIDROELÉCTRICA – EL DOBLE DISCURSO DE ECÓLATRAS Y POLITIQUEROS DE BAJA ESTOFA En visita oficial a Argentina, Evo Morales rubricará convenios de venta de energía eléctrica generada en Bolivia. Con un criterio geopolítico admirable, la hermana Bolivia avanza posicionándose como exportadora regional de electricidad, luego de consolidar el abastecimiento a su propio mercado interno. Hoy Bolivia tiene aproximadamente 1.500 MW instalados (menos del 5 % de los 34.000 MW que tiene Argentina), con una demanda de punta interna que llega a 1.200 MW; es decir que tiene un razonable margen de reserva de potencia, con el cual atender eventualidades y salidas de servicio por reparaciones, como debe poseer cualquier sistema interconectado. El País del Altiplano (el Alto Perú de la época colonial y de los albores patrios), posee importantes reservas de gas natural, y también tiene un considerable potencial hidroeléctrico, el cual está desarrollando, con varios proyectos en fase de construcción, de potencias medianas y grandes, como por caso la Hidroeléctrica Misicuni, de 80 MW; y la Hidroeléctrica Miguillas, de 250 MW. Apuntando a la diversificación de su matriz eléctrica (lo cual siempre es muy positivo), Bolivia en los últimos años no se centró solamente en las “soluciones fáciles” de usinas de bajos costos de instalaciones, como son las termoeléctricas alimentadas con su abundante gas natural, sino que también apuesta coherentemente a hacer crecer su parque hidroeléctrico, con varias obras. A la vez, notablemente, Bolivia está dando pasos concretos para su desarrollo nuclear, con respaldos de Argentina y Francia, según trascendió hace poco. Desarrollando además su matriz productiva, Bolivia avanza a exportar energía eléctrica a Argentina y Brasil. Además, de un sistema interconectado muy débilmente desarrollado, pasó a poseer un SIN (Sistema Interconectado Nacional) más integrado, con el cual la energía disponible en el mismo es una mezcla de las distintas generadoras. Eso significa que las ventas a Argentina tienen componentes hidroeléctricos, lo cual permite hacer varios análisis, muy conducentes a la verdad, y al desenmascaramiento de las repetitivas mentiras y tergiversaciones de los ecólatras (idolatrizadores de la ecología) y la relativamente extendida casta de politiqueros improvisados y de muy bajo vuelo intelectual, que por ignorancia supina y/o por buscar unos votitos, les sirven de claques dóciles a las incoherencias del ecologismo cavernario y dogmático. Veamos:  Con falsas argumentaciones, acá se afirma que “no se deben construir hidroléctricas en zonas tropicales o subtropicales”. Bolivia está al norte de Argentina, e incluso varias hidros están emplazadas en regiones selváticas, lo cual contradice los “mandamientos” del ecologismo fundamentalista.  Sin ninguna base coherente, los “progres” argentinos repiten el sibilino discurso dictado por ONGs transnacionales británicas (como Greenpeace y WWF –Vida Silvestre), según el cual el acento debe estar puesto en el ahorro de energía, y no en aumentar la capacidad de generación. Como la Bolivia actual, “no mastica vidrio”, su énfasis está puesto en aumentar la Potencia Instalada y la capacidad de Generación, no en “ahorrar” en un entorno de carencias. Argentina también trabaja para aumentar la Potencia Instalada, pero acá los “progres del ecologismo” ponen palos a la rueda.  Al igual que en la Alemania de Merkel, en la cual los ultraecologistas atacaron ferozmente el desarrollo nuclear, pero “miraron para otro lado” cuando a consecuencias de sus irracionales planteos, los germanos pasaron a depender de las importaciones de electricidad de sus vecinos, del carbón polaco y norteamericano, y del gas ruso (provocando notoria debilidad geopolítica y problemas económicos); en Argentina los ecópatas y otros fundamentalistas de la ecología cavernaria, atacan sistemáticamente al Plan Nuclear y al Plan de Obras Hidroeléctricas, “ofreciendo” falaces soluciones de las energías eólica y solar (muy caras, intermitentes, e inútiles como Energía de Base), pero miran para otro lado, cuando Argentina debe importar enormes volúmenes de gas, de combustibles líquidos, y en este caso de energía eléctrica boliviana (que bienvenida sea, pues sin duda será más económica que el combustible importado que reemplazará). Mientras en Argentina siguen poniéndose incontables trabas a las concreciones ya decididas de importantes obras hidroeléctricas, la demanda sigue creciendo, y obliga a montar casi de apuro más termoeléctricas, y a importar energía de donde sea. Hasta Chile, que no es un gran productor energético por cierto, ya está planificando exportarnos energía en el norte argentino. En Misiones, siguen durmiendo el sueño de los justos, siete proyectos hidroeléctricos (similares a los que Bolivia construye exitosamente), seis de ellos financiados por La Provincia y uno por una cooperativa, que de haber sido construidos, hoy estarían totalmente amortizados y generando energía prácticamente a costo cercano a cero –como sucede con la eficiente Hidroeléctrica Urugua-Í-. Ni la propia provincia, ni la empresa prestadora del servicio, ni las cooperativas eléctricas, ni la Facultad de Ingeniería de la UNaM, parecerían demostrar mayor interés en tan importante tema, que incluso de materializarse, permitirá obras de abastecimiento de agua a localidades cercanas y comenzar una necesaria red de irrigación, para paliar las recurrentes sequías que tanto afectan al agro misionero. C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ Investigador de Temas Económicos y Geopolíticos

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