miércoles, 30 de diciembre de 2015

LAS INUNDACIONES NO SON CAUSADAS POR LAS HIDROELÉCTRICAS Entre la densa vocinglería de los comunicadores sociales superficiales, carentes de fundamentos, y al voleo (que tanto abundan), es moneda corriente que esta última gran inundación sea achacada por igual a dos supuestos “culpables absolutos”: la soja y las represas. Y como el concepto está instalado, citarlo es muy marketinero, y “políticamente correcto”. El concepto es, en lo concerniente a las hidroeléctricas, además de erróneo, dudosamente vertido con “inocencia”, pues pasa a ser parte -hoy fundamental-, de una nutrida y sistemática campaña de desprestigio de las hidroeléctricas, montada en Argentina por ONGs transnacionales (principalmente británicas), y por intereses asociados, como los que promueven al como sea las costosas y poco eficientes energías eólica y solar; y detrás de esas pantallas, los sempiternos poderosísimos intereses de las petroleras anglosajonas, hoy enquistadas en el poder formal de Argentina. Desde siempre, los liberales y neoliberales, han sido muy afines a los intereses de las petroleras extranjeras…cuando no sus gerentes o comisionistas al tanto por cuanto. ¿Patria…que es eso?…según ellos. Las usinas hidroeléctricas no “producen” agua, solo la almacenan –pudiendo regular en mayor o menor medida los caudales agua abajo, dependiendo de la configuración o características constructivas de la presa, que define el vaso o embalse que almacena el agua. Algunas, como El Chocón, tienen gran capacidad de almacenamiento en relación al caudal medio del río, y por eso, evitan las inundaciones; como antes eran recurrentes en el Alto Valle del Río Negro, y hoy pasaron a la historia. Otras presas, tienen menores capacidades de almacenamiento en relación al caudal del río; por lo general, las ubicadas en los ríos de grandes caudales, como el Paraná, funcionan como presas de pasada, lo cual significa que tienen baja capacidad de retener el caudal de agua, que circula constantemente. Algo pueden regular, básicamente bajando los picos de crecientes, como sucede con Yacyretá. Cuando en el Paraná, además de Yacyretá, tengamos Corpus, Itatí-Itá Corá, más abajo las dos grandes presas del Paraná Medio, e incluso el canal de vinculación –vía Iberá- del Paraná con el Uruguay, con toda esa infraestructura se podrá regular en forma mucho más efectiva cada creciente. Si además se hace un buen tratamiento costero, tal como en los últimos años trabajó efectivamente la Entidad Binacional Yacyretá en las extensas márgenes binacionales del vaso de la presa, la mayoría de las inundaciones pasarán a ser cosa del pasado, o eventualmente alguna gran creciente decamilenaria podrá en algunos lugares transformarse en inundación, pero con efectos mucho menores que los hoy –sin esas formidables defensas- produciría. Lo mismo cabe decir para el Río Uruguay, con Panambí, Garabí, y eventualmente otra obra a la altura de Monte Caseros, aproximadamente. Según trascendió en diversas fuentes que pueden considerarse objetivas, los evacuados en Brasil son mucho menos que en Argentina. Además de la diferente topografía (no tiene las grandes planicies como en el Gran Chaco, la zona pampeana y el centro sur de la Mesopotamia), el vecino del norte tiene a su favor una notable capacidad de regulación de los caudales, dada su formidable red de obras hidroeléctricas; pueden atenuar los picos de las crecientes. Con eso NO se está diciendo que nos hayan endosado la inundación. Sus presas son en general de pasada, o sea que no contienen las crecientes, solo tienen cierta capacidad de regulación, nada más. Y es interesante evaluar el casi nulo efecto de esta última creciente en Misiones. Mucho tuvieron que ver las obras de tratamiento costero que la Entidad Binacional Yacyretá construyó en las áreas pobladas del vaso de la hidroeléctrica en Misiones, lo que también hizo en Paraguay. Más al norte, el Paraná corre encajonado, y seguramente no se permitió que se vuelva a construir viviendas en áreas inundables en la en general escarpada costa. Y similar previsión se habría tenido en las márgenes del Uruguay. Por otra parte, para los que tozudamente siguen culpando a las hidroeléctricas por las inundaciones, es bueno recordar que en el Río Paraguay no hay ninguna hidroeléctrica, e igual está soportando una gran creciente y sus márgenes padecen hoy una gran inundación. En conclusión, las hidroeléctricas no provocan inundaciones, ni las agravan. Por el contrario, las mitigan, y en algunos casos, las impiden. Además, siguen siendo la tecnología más limpia, eficiente y económica, para generar energía eléctrica en gran escala. Y esto último es lo que molesta a los promotores de las termoeléctricas, sus asociadas las “renovables sesgadas” eólicas y solares, y al establishment financiero-neoliberal. MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

sábado, 26 de diciembre de 2015

¿HACIA EL INDUSTRICIDIO DEFINITIVO? No hacen falta dotes de clarividente, para entender que el desarrollo industrial no forma parte de la agenda del neoliberalismo, hoy en el poder formal en Argentina. Además de los frondosos y contundentes antecedentes de anti industrialismo visceral, de los neoliberales del establishment local (la palabra “nacional” no es la adecuada, por ser profundamente “antinacionales”); y de las expresiones de campaña, en los pocos días de gobierno ya se dieron visibles señales que la industria argentina no solo no figura en las prioridades, sino que se la combatirá implacablemente, tal como similares tecnócratas lo hicieron en períodos liberales precedentes. Se detallan esas claras “señales”, que más bien son contundentes declaraciones del rumbo de regresión e involución a una economía pre industrial, o más bien anti industrial. Es la vuelta al vetusto país – estancia. Es el feudalismo dieciochesco, vestido de ropaje pseudo democrático. - El nuevo presidente solo tangencialmente se refiere a las “agroindustrias”, omitiendo toda referencia a otro tipo de industrias, esas que precisamente tienen mayor efecto multiplicador, como la siderurgia, la petroquímica, la química pesada, la metalmecánica, la electrónica, de electrodomésticos, de maquinaria pesada, la aérea y la aeroespacial, la del tipo de tecnologías muy avanzadas (nuclear, radares, satelital, de aparatología médica), etc. - Mientras que profusamente se crearon muchos ministerios, partiendo del desguace del anterior Ministerio de Economía en seis nuevas carteras, en cambio desapareció el Ministerio de Industria…el mismo que tan buena performance tuvo bajo la conducción de bajo perfil de Débora Giorgi. ¿Acaso es casualidad esa desjerarquización de la industria, en el nuevo gabinete? - Se desprotegió a la industria nacional, barriendo de un plumazo las barreras arancelarias y otras medidas de protección y fomento propias de un Estado Activo y promotor del desarrollo, para volver al ya conocido rol de Estado pasivo, supuestamente neutro, pero que en realidad es cómplice directo de las operaciones de desguace industrial, como ya padecimos en períodos anteriores de nuestra historia, alguno de ellos aun muy reciente. Las excusas son las mismas, supuestamente para “poner freno a los precios”, pero en realidad significa abrir las compuertas de las aduanas, para permitir el aluvión de productos industriales, muchos de ellos bajo dumpings encubiertos (ventas a precios subsidiados por otros Estados con agresivas políticas de exportaciones industriales), o producidos en países con bajísimos costos laborales, en muchos casos con mano de obra servil o en condiciones de vida infrahumana. - Se tramitan enormes operaciones de endeudamiento, no solo costosos, sino llenos de condicionamientos al estilo del FMI, o sea baja de salarios, desprotección industrial total, alineamiento con las posturas geopolíticas de los neocolonialistas del siglo XXI, etc. - Los tratados de libre comercio (entre la UE y el Mercosur; y el Tratado Trans Pacífico o TPP por sus siglas en inglés), que tan aceleradamente quiere poner en vigencia el nuevo gobierno ultra neoliberal de Argentina, implicarán una implacable mordaza que ahogará a las Pymes; nos inundará con el exceso de producción industrial de Europa, EEUU y Japón, además de convertirnos en súbditos sin capacidad de decisión frente a las corporaciones extranjeras (solo se podrá litigar en foros transnacionales, como el CIADI), y nos hará esclavos de las patentes extranjeras, lo cual es particularmente pernicioso en el caso de los medicamentos. ¡Si se rubrican, serán las tenazas de la desindustrialización crónica! - Por decreto, se suprimieron las Escuelas Técnicas, lo cual marca a las claras el perfil anti industrial y cerradamente regresivo, que por la fuerza quiere imponer el neoliberalismo rampante, en medio de la desinformación masiva que aturde y no deja pensar a amplios sectores de la población argentina…más aun desde que el “discurso políticamente correcto” pasó a ser monocorde en casi todos los medios masivos de comunicación. - Determinadas dirigencias gremiales, abulonadas en sus cargos, que más bien parecerían representantes de lo más reaccionario del sector patronal, o hacen “mutis por el foro” (el silencio es una de las formas más elocuentes de complicidad), o realizan reclamos extremadamente moderados sin oponerse a un panorama claramente negativo, o directamente exhiben alabanzas grandilocuentes al modelo neoliberal vigente. De estos últimos, tal vez el caso más visible es el del “Momo” Venegas, quien como Secretario General de UATRE (trabajadores rurales), no demostró dinamismo para terminar con el muy difundido trabajo “en negro” (sin registrar) en el mundo laboral agrario, tampoco se lo vio activo para mejorar sensiblemente los históricamente muy bajos salarios rurales; pero que en cambio, sin nada que lo avale, opinó grandilocuentemente que “el campo puede crear dos millones de nuevos puestos de trabajo”, lo cual suena a disparate, y además pasa por alto que el muy mal pago y de baja calificación trabajo rural, no puede reemplazar al bien pago y calificado trabajo industrial que este modelo neoliberal se apresta a destruir tan sistemáticamente y “con tanta alegría”. Claramente, el rumbo tomado por el actual gobierno argentino, excluye totalmente toda posibilidad de desarrollo industrial fuera del reducido y poco tecnificado campo de las agro - industrias, o sea aquellas que den algo de valor agregado a las producciones agropecuarias. Estas son industrias de baja tecnología, de escaso efecto multiplicador, de ningún modo son consideradas de tecnologías de punta, emplean relativamente poca mano de obra, no son madres de otras industrias (como sí sucede en cambio con las industrias pesadas y las de tecnologías avanzadas), y carecen de valor estratégico o lo tienen en escalas muy reducidas. Precedentes procesos de desindustrialización forzosa, los padecimos, con funcionarios de similares perfiles a los actuales, e incluso en un caso los mismos que hoy forman parte del equipo de gobierno. Así sucedió en 1955, 1962, 1976-2001, y en ese último período, muy acentuadamente en los años ’90. Pero ahora parecen dispuestos a “completar la tarea” del industricidio total e impiadoso. ¡Siniestro panorama el que se avizora para nuestro país! MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

sábado, 19 de diciembre de 2015

ENERGÍA – EL PRETEXTO DE LA SUPUESTA CRISIS Es metodología “de manual” de los neoliberales, cada vez que llegan al poder, pretextar supuestas “crisis” gigantescas e insondables, para justificar aplicaciones de medidas recesivas muy acentuadas, de fuertes impactos negativos en la economía, y de procesos de golpes de gobierno y económicos que signifiquen brutales transferencias de ingresos negativas. Dicho en criollo, empobrecer a los muchos, para enriquecer –y mucho- a los poderosos. De paso, en base a masivas operaciones de difusión, repetidas hasta el cansancio por los operadores mediáticos “afines”, se busca cargar las culpas y endosar al gobierno precedente todos los costos de los paquetes de medidas que se implementan; o eventualmente se culpa a “la gente” (diluyendo responsabilidades concretas de los funcionarios políticos de turno). Las consecuencias de esas medidas –del recetario neoliberal-, son siempre muy negativas para el PBI (fuerte retroceso de la economía), y muy dolorosas para los sectores socio-económicos medios y bajos, pues significan rápidos empobrecimientos, y por regla general aumentos significativos de la desocupación. Aunque la clase media argentina, por lo general adolece de muy poca o nula memoria histórica, pecando por lo general de extrema superficialidad en sus análisis –muy fácilmente influenciable por las muy sutiles campañas mediáticas y psicológicas masivas-, debe recordarse que similares metodologías aplicaron al comienzo del “proceso” (Videla-Martínez de Hoz-1976), y en los años ’90 del menemato y el delarruato, períodos en los que literalmente se destrozó la economía nacional, se empobreció a grandes sectores de la población, y la desocupación llegó a límites altísimos. Con ese necesario encuadre acerca del “manual del buen ‘shockeador’ -cambios a los golpes- de la economía” (en este caso como golpe de mercado aplicado desde el propio Estado cooptado y manejado en directo por gerentes de transnacionales y otros agentes del establishment), intentemos analizar que hay de cierto en la presunta y dudosamente fundamentada “crisis energética”. Para simplificar, el Sector Energético puede analizarse en sus componentes principales: combustibles, energía eléctrica, y separadamente los gasoductos. - En combustibles, no hay ninguna señal de desabastecimiento ni cuellos de botella, que impidan el normal consumo de naftas, gas oil, gas natural y otros combustibles varios. En cambio, antes de la reestatización parcial de YPF, Repsol y las dos petroleras británica (Shell) y estadounidense (Esso), estaban desabasteciendo artificialmente al mercado, provocando largas colas para cargar combustibles, con el malestar consecuente (lo que era claramente un objetivo político de inducir al caos). Cierto que falta invertir más, para volver a conseguir el autoabastecimiento (e incluso un fuerte rol exportador, factible con los yacimientos no convencionales); pero eso lo está haciendo YPF sola y asociada con varios gigantes mundiales del sector (incluyendo otras empresas estatales). También se necesita contar al menos con uno o dos refinerías más. Es cierto que las importaciones de combustibles significan fuertes erogaciones de divisas. Pero la nueva apertura indiscriminada de las importaciones, con seguridad costará más divisas que las que se gastan en importar combustibles…y además estas últimas (aluvión de importaciones) implicarán cierres de fábricas y desocupación masiva. ¡Pero nada de eso significa “crisis energética”! - En energía eléctrica, cabe analizar las tres grandes áreas técnicas: generación, transmisión, distribución. - En generación, la Potencia Instalada aumentó muy acentuadamente en los últimos doce años, siendo de 32.464 MW en octubre pasado. La Potencia Firme (disponible efectivamente), pasó del orden de 18.500 MW a 26.000 / 27.000 MW. Si a la Potencia Instalada, se le deduce el normal margen de reserva (por mantenimiento programado o por otras fallas técnicas), se obtiene la Potencia Firme u Operable, y el pico de la demanda para este verano se estima en el orden de 24.000 MW. O sea, contamos con suficiente margen de Potencia Instalada. Es destacable que en los años precedentes, los incrementos anuales de demanda eléctrica fueron sostenidos y fuertes, dada la innegable reindustrialización que comenzó a fines de 2002, y también por las visibles mejoras en el nivel general de vida. En esos años, a veces casi al límite, nunca faltó Potencia para responder a la demanda eléctrica. Eso significa que hubo fuertes inversiones en el parque de generación, además de convenios de compra o intercambio de energía, con Uruguay, Brasil y Paraguay, a los que se suman recientes acuerdos con Bolivia. Hoy contamos con suficiente Potencia Instalada, y para el crecimiento anual de la demanda, existen proyectos para los próximos diez años, que de continuar sus procesos de licitación y/o construcción, aportarán 15.000 MW más, en un amplio abanico de hidroeléctricas, nucleares, térmicas, eólicas y otras. A esa magnitud considerable, siempre puede agregarse un par de grandes ciclos combinados, del orden de 800 MW cada uno; o mejor aun, comenzar los grandes proyectos hidroeléctricos largamente postergados, como Corpus, Garabí-Panambí, Paraná Medio y otros. Con ello se cubrirá la demanda prevista, más en función de las medidas restrictivas a punto de implementarse, como las fuertes subas y la implícita desindustrialización que implica la irrestricta apertura comercial. No se vislumbra escenario de crisis en Generación Eléctrica. - En Transmisión (alta y muy alta tensión), en el anterior gobierno se construyeron 5.500 Km de líneas, integrando a 10 provincias más al sistema, construyéndose obras emblemáticas postergadas por décadas, como la interconexión de La Patagonia, la de Cuyo-Comahue y la de NEA-NOA, esta última llegando en Alta Tensión a Formosa (originalmente planificada solo en el eje Resistencia – Tucumán). Eran obras que en épocas gobernadas por liberales, solo se escuchaban justificativos para demorarlas indefinidamente. Se completaron varios anillados, mejorando mucho las condiciones operativas. No es un escenario de crisis. - En Distribución (baja tensión), existe cierto nivel de atraso en las inversiones necesarias. Los cortes de suministro eléctrico en diversos lugares, son motivados por esas deficiencias. Hace falta invertir, sin duda, pero estas son inversiones fraccionables, de relativos bajos montos por fracción, y de menores complejidades técnicas que las obras de Generación y Transmisión. Hay problemas, pero dista mucho de ser un escenario de crisis. - El tema tarifario en general, y en particular de electricidad y gas natural, sin duda es complejo, pues el congelamiento prolongado en el tiempo, produjo un fuerte desfasaje entre tarifas y costos reales, lo cual implica un alto nivel de subsidios. Adicionalmente, la enorme disparidad de tarifas, que beneficia acentuadamente a los usuarios del área más rica de Argentina, es otro factor distorsivo, en este caso que data de al menos cinco o seis décadas. Tender a cuadros tarifarios similares en todo el país (que no parece ser un objetivo actual), sería muy positivo, y bastante complejo, por las distintas estructuras de costos, que favorecen a las prestadoras del servicio en las grandes urbes y zonas industrializadas. Suprimir los muy altos niveles de subsidios a la electricidad, es algo que debe hacerse, pero el gran tema es como. Aplicar las modificaciones de golpe, y tras cartón de la mega devaluación y el enorme “reajuste preventivo” de los precios, significará otro fuerte impacto negativo en las economías familiares, que sin duda será muy acentuado en los sectores socio-económicos medios y bajos. Esto sí es muy delicado, pero no alcanza para definir una supuesta “crisis general” del Sector Energético. - El sistema de gasoductos, que también recibió fuertes inversiones genuinas en los doce años precedentes, mejoró la capacidad de transporte, extendió considerablemente los ramales secundarios (ampliando significativamente el número de usuarios-beneficiarios), e incluso se puso en marcha una gran obra estratégica, como es el Gas-NEA, que si no se para ahora, significará terminar con la exclusión de las cuatro provincias y media que conforman el NEA (Misiones, Corrientes, Chaco, Formosa y mitad norte de Santa Fe). Era otra obra que los liberales decían que no se podía hacer. Otra obra de gran importancia geopolítica, es la interconexión de Tierra Del Fuego al continente, con un gasoducto submarino. Si bien se debe importar parte del consumo mediante barcos, lo cual es muy costoso, el cuadro general dista de ser una crisis. En síntesis, parece muy dudoso que existan condiciones de crisis energética, y la “emergencia energética” declarada y difundida, parece ser parte de la metodología de operar a los decretazos, estando en línea con otras “emergencias” declaradas, sin motivos que lo ameriten, como la “emergencia de seguridad”, que solo parecería tener el objetivo de abortar las protestas sociales que el paquetazo de medidas recesivas y de redistribución negativa de los ingresos, permite prever que muy posiblemente surgirán espontáneamente. C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ MAGISTER EN GESTIÓN DE LA ENERGÍA Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

martes, 15 de diciembre de 2015

EL ENDEUDICIDIO ARGENTINO “Hay dos formas de conquistar una nación. Una es la espada. La otra es la deuda” – John Quincy Adams, 6º presidente de EEUU. Sin ninguna razón técnica ni apuro financiero que lo justifique, las nuevas autoridades económicas se aprestan a reendeudar acentuadamente a Argentina, inicialmente en la enorme suma de cuarenta y ocho mil millones de dólares (U$S 48.000); y nada indica que esa friolera sea el tope al cual aspiran endeudarnos. Es de hacer notar que el nuevo gobierno nacional, recibió un país desendeudado, con un bajo coeficiente de deuda pública en relación al PBI, a diferencia del caos de asfixiante deuda pública externa que nos condicionaba severamente en 2002/2003. Todo parece indicar que el endeudamiento masivo y crónico, es el modus operandi de los economistas neoliberales, y en particular del equipo de conocidos economistas ultra ortodoxos que fueron designados en cargos claves del flamante gobierno argentino, así como el de otros economistas que permanecen en reserva o por ahora en carácter de asesores. Es un hecho conocido que los mismos economistas que hoy operan en el Estado Nacional, multiplicaron la deuda pública de la Capital Federal –ciudad de Buenos Aires-, según diversos medios entre tres y cinco veces o incluso más, en las dos administraciones del “alcalde” actual Presidente de la Nación. Y por cierto, más allá de obras cosméticas o poco más (arreglos de plazas, bicisendas, el sistema de ómnibus con sendas propias –presentado sesgadamente como “metrobús” {no lo es} y al costo de destrozar las hermosas arboledas de la emblemática Avenida 9 De Julio-, etc.; lo real es que cuesta entender adonde fue tanta plata, sumada a las cuantiosas recaudaciones de la ciudad que es el enclave más rico de Argentina. Los prometidos 10 Km. anuales de subtes, que en ocho años debieron ser 80 Km. solo se redujeron a un corto tramo inconcluso de medio Km., y al ocurrir grandes lluvias, la Capital Federal sigue padeciendo inundaciones. La deuda enorme quedó y crece, las obras esenciales y de primera importancia siguen sin concretarse. E incluso se desfinanciaron los hospitales y las escuelas públicas resultaron insuficientes para las necesidades sociales de la gran urbe, según noticias poco difundidas por los medios de comunicación concentrados. Pero el accionar de estos endeudadores seriales, viene de más atrás. El anunciador del nuevo plan de mega endeudamiento y actual Presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, fue el negociador principal del gigantesco endeudamiento consumado en el efímero gobierno de De La Rúa, que pomposamente fue llamado “blindaje” de divisas. Por supuesto ese blindaje fue una débil cáscara de cebolla, perforado y destruido en muy poco tiempo, esfumado prontamente en sistemáticas fugas de divisas, mayoritariamente perpetradas por poderosos operadores financieros. ¡Las divisas se fugaron y la descomunal deuda quedó para los argentinos, desembocando eso en el caos gigantesco de 2001/2002, en el que por poco no se fragmentó nuestro país en media docena de republiquetas débiles y dóciles! Sturzenegger fue acusado de realizar acciones lesivas al país, por cobrar una jugosa comisión ¿20 millones de dólares? pagada por los Bancos extranjeros…¡siendo funcionario y negociador de Argentina!, y fue procesado. Según profusas referencias periodísticas de medios alternativos (con el silencio de los grandes medios), nunca demostró su inocencia, siendo sobreseído por el mero transcurso del tiempo y la presunta inacción del Poder Judicial en el caso. ¿Cuáles serían las razones –supuestas- para volver a sumirnos en el endeudamiento y los consecuentes condicionamientos asociados al mismo? Ni se mencionan grandes obras públicas estratégicas, ni planes de industrialización o de desarrollo tecnológico. El motivo principal sería “fortalecer las reservas” (lo cual es engañoso, pues el “fortalecimiento” acarrea un mayor debilitamiento financiero por el gravoso endeudamiento); y ese mayor volumen de reservas sería el prerrequisito para “tener anchas espaldas” financieras, que permitan cumplir la promesa electoral del “inmediato levantamiento del ‘cepo’ cambiario”; promesa ya fallida (otra más y van…) pues pomposamente se anunció para el día siguiente al de la asunción presidencial…que ya pasó. Cabe explicar que el mañosamente llamado “cepo cambiario” es una restricción a las compras indiscriminadas de divisas, que se neutralizan en el atesoramiento, o peor aun, son fugadas al exterior mediante aceitados mecanismos financieros. Tema sobre el cual hay otros antecedentes… Cabe suponer, con sobradas razones, que este nuevo endeudamiento pronto se dilapidará en ventas de divisas a atesoradores / especuladores financieros, evaporándose de ese modo las reservas en pocos meses…y la rueda del endeudamiento creciente no se detendrá. Además, la ya anunciada apertura irrestricta de las importaciones y los tratados de “libre comercio” que se rubricarían en corto plazo implicarían una nueva desindustrialización forzosa, e insumirán ingentes erogaciones de divisas, para importar productos que hoy se producen acá. No es futurología improvisada…¡es lo que pasó en los ’90, con iguales conductores de la economía argentina y similar encuadre neoliberal! Como sea, los actuales endeudadores seriales, han seguido los lineamientos que comenzaron con Rivadavia y el empréstito de la Baring Brothers de 1824, que recién pudo cancelarse comenzado el siglo XX (casi 80 años después). Después vino el préstamo pedido por Mitre a Gran Bretaña para financiar la absurda guerra contra Paraguay (antes, Rosas soportó la guerra contra el “hombre fuerte” Mariscal Santa Cruz, de la efímera Confederación Peruana-Boliviana, sin acudir a préstamos externos, lo cual marca un enfoque de acción muy distinto). Posteriormente, hubo sucesivas operaciones de endeudamiento, con particular énfasis en la década del ’30 que incluyó el Pacto Roca-Runciman (de subordinación explícita a Gran Bretaña). En 1955, Argentina tuvo el dudoso privilegio de ser instigadora de la creación del Club de París, al pretextarse una inexistente crisis, transformándose saldos en cuenta corriente por acuerdos de comercio bilaterales (que no generaban intereses), convertidos en deudas financieras para justificar masivos créditos y echar culpas al depuesto peronismo, y de paso anulándose los ventajosos acuerdos bilaterales con varios países volviéndose al redil sumiso respecto a Gran Bretaña. En 1976, en siete años el “proceso” cívico militar multiplicó por seis (600 %) la deuda externa, sin contrapartida equivalente ni mucho menos, en inversiones genuinas, casi todo dilapidado para enjugar déficits y evaporado en diversas “creatividades” especulativas financieras. 1976 marcó el comienzo del cuarto de siglo neoliberal, que nos llevó a la crisis terminal de 2001. Objetivamente, en 1952 Argentina canceló totalmente la deuda externa, lo cual sería revertido por el golpe de Estado de 1955, que además de prefabricar el Club de París, nos asociaría al FMI. En el tercer gobierno peronista (1973/1976) no se contrajo nueva deuda y se pagaron los vencimientos de la ya existente. Uno de los grandes cerebros de esos años, sino el más destacado, fue el Dr. Julio Carlos González, por eso “premiado” con siete años de cárcel y torturas psicológicas, en el “proceso” cívico-militar. Como es sabido, a comienzos del siglo XXI, luego de trabajosas gestiones de reestructuraciones de las deudas, el 92% de la misma se redujo mediante quitas acordadas con los acreedores y extensiones de los plazos de pagos. Surgió luego el problema con los fondos buitres, de especuladores financieros. Los avances favorables a nuestro país, incluyeron un apoyo masivo obtenido en el marco de las Naciones Unidas. Hoy los nuevos criterios vigentes en el gobierno nacional, parecen mucho más proclives a aceptar los condicionamientos de esos acreedores…a un costo total mucho mayor, difícil de evaluar. Mientras el endeudamiento parece no tener límites, con criterio opuesto se cuestionan las deudas que serán consecuencia de los acuerdos estratégicos con Rusia y China, como excusa para cuestionar las financiaciones de tres nuevas centrales nucleares. Claramente no preocupan esas deudas, sino que acorde a la proyectada involución económica, se buscaría frenar el desarrollo nuclear argentino. ¡En el país – estancia, no hay lugar para el desarrollo tecnológico nacional! Endeudicidio es entonces un neologismo, que puede ser utilizado indistintamente como suicidio por endeudamiento masivo de un Estado Nación, como ahora está sucediendo con el de Argentina, y como sucedió en otros casos trágicos, como los de Grecia, España, Portugal y prácticamente toda Íbero América; pero también puede ser sinónimo de genocidio provocado por un proceso de endeudamiento feroz, el cual es piedra angular del sacudón socio-económico que se está implementando en Argentina, para imponer sin mayor oposición un descarnado programa ultra neoliberal de achicamiento e involución económica, que podría hacer palidecer los dolorosos resultados de medidas similares aplicadas en la década del ’90 en Argentina. Espero equivocarme, pero no lo creo. MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

jueves, 10 de diciembre de 2015

GRECIA, ALLÁ VAMOS Grecia es el más claro ejemplo europeo de destrucción sistemática de un país, arrasado no por una guerra o una cruel guerra civil, sino por los efectos de la aplicación del rígido esquema político-económico neoliberal, que encorsetó al pequeño país en una realidad catastrófica, que se muestra como un terrible remolino que la arrastra a las profundidades de un mañana sin futuro, a la previsible desaparición total del Estado –pobre y deshilachado heredero de aquella primera e imperfecta primera democracia del mundo (democracia con esclavos, en aquel mundo violento y contradictorio de la era precristiana)-, y heredero de la gloriosa herencia de haber sido el sólido bastión del pilar de nuestra cultura actual (básicamente greco-latina y judeo-cristiana), ante los embates del poderoso imperio de aquel momento histórico. Poco y nada queda ya de aquellas viejas glorias y de aquella herencia cultural que en su momento fue faro de irradiación del conocimiento que buscó transformarnos en seres pensantes, racionales, y no meramente emotivos o pero aun, solo violentos y dominados por bajas pasiones. Por diversos motivos, desde su renacimiento o independencia, a comienzos del siglo XIX, Grecia no logró transformarse en una economía poderosa, industrial y tecnológica, permaneciendo como una economía primaria, agrícola; a lo cual se adicionaron actividades terciarias, como el turismo y la creación de un par de importantes empresas navieras de transporte; en cuyo marco limitado nunca dejó de ser una economía pequeña, marginal y con escasa proyección. Carente de producciones primarias en grandes escalas y/o estratégicas, como grandes volúmenes de cereales, carnes o hidrocarburos, Grecia no tiene las bases productivas primarias sobre las que eventualmente podría financiar procesos de desarrollo diversificado. Evidentemente, la notable belleza paisajística y la particular bondad de su clima, que permitieron acoger el desarrollo de la filosofía y diversas ciencias, en épocas en que lideraba el conocimiento mundial más de dos milenios atrás; fue sin embargo insuficiente para que en el siglo XX la pequeña Grecia se consolide y fortalezca económica, social y políticamente. Con los profundos cambios geopolíticos sucedidos desde la última década del siglo XX, la Unión Europea se expandió, y el espejismo de los supuestos grandes beneficios de contar con una moneda sólida y estable e integrarse al gran mercado comunitario, sedujo a muchas naciones de Europa Oriental, de Los Balcanes y del Mediterráneo, entre ellas Grecia. Pero la Unión Europea es una unión muy imperfecta, en la cual el peso propio de cada Estado integrante sigue marcando profundas diferencias y define la importancia de cada uno a la hora de las decisiones. Pese a que en conjunto es la primer economía mundial, la Unión Europea carece de la solidez y unidad política de Estados Unidos, de Rusia o de China, e incluso sigue siendo una Babel de lenguas y un mosaico cultural que no se asimila a si mismo, además de mostrar enormes diferencias de desarrollo y de niveles de vida; y viejos odios larvados no del todo cicatrizados. Para ser admitido en la UE, cada nuevo Estado debe mostrar entre otros atributos, solidez y orden en sus Cuentas Nacionales. Hoy es público y notorio, que esos datos fueron falseados por consultoras internacionales, para poder “cerrar” el ingreso griego a la UE…¡lo cual se transformó en un “presente griego”!..., conflictivo para la UE y para el pequeño país aspirante y aprobado al ingreso “al club” de la abundancia que supone ser Europa, valga la ironía. Pero la frágil economía griega, muy condicionada por la troika europea (FMI, Banco Central Europeo y la Comisión Europea), colapsó ante los duros requisitos de “eficiencia y austeridad”, agravado todo el contexto por la severa crisis a escala continental, provocada por la adopción de las mismas “recetas” neoliberales que nos habían impuesto por la fuerza al Tercer Mundo (Íbero América y El Caribe, África y parte de Asia) en los años ’90. A eso se agregó la extrema dureza de negociación de los socios principales de la UE, que precisamente llevan la voz cantante en la Unión Europea. Carente de alternativas viables, ante la imposibilidad de devaluar para agregar algo de competitividad a su anémica economía, y con la debilidad política resultante de un Estado débil y en quiebra; el intento de reacción prometido por el actual gobierno griego fue rápidamente ahogado, y hoy muestra un panorama desolador; con endeudamiento creciente y sin solución a la vista (como Argentina en los años ’90), con desocupación creciente, salarios a la baja, miseria y desesperanza como aparentes únicas alternativas posibles; y con un gobierno que luego de intentar soluciones políticas a las tenazas del endeudamiento masivo y creciente, evidentemente capituló en toda la línea y hoy se muestra más como una marioneta de la troika que como un gobierno de un país digno y soberano…conceptos esos que parecerían hoy desconocidos o de imposible aplicación en la pequeña y destrozada Grecia, a la cual solo le estaría quedando el recurso de terminar de rematar los últimos resabios de soberanía, como por caso la venta de algunos activos estratégicos (aeropuertos y otras infraestructuras), y las ventas de paradisíacas islas a millonarios extranjeros. Si bien el caso de Argentina parecería diferente, al contar con una amplia base industrial y con institutos tecnológicos notablemente desarrollados en algunos casos puntuales, y en otros en rápido crecimiento; y no solo con un territorio mucho más grande y con mayores potencialidades, con algunas producciones estratégicas y capaces de generar divisas actualmente (alimentos producidos en gran escala, biocombustibles y otros), o de alcanzar volúmenes muy significativos en plazos históricos cortos (hidrocarburos no convencionales), además de un notable potencial minero parcialmente en explotación, y de estar integrado a organismos regionales aun menos desarrollados pero mucho más igualitarios que la UE (Mercosur, Unasur, Celac), y por haber concretado importantes acuerdos estratégicos con China y Rusia, que no solo brindan enormes oportunidades sino que juegan de contrapesos respecto a las influencias y presiones de las potencias tradicionales (EEUU, UE, Japón y sus socios menores); pero en realidad la situación que se vislumbra para Argentina es mucho más seria y sombría de lo que parecería según un análisis superficial. El remozado neoliberalismo que está a punto de retomar el poder formal (pues el poder económico-cultural-político nunca lo resignó, siendo heredero de los unitarios-liberales del siglo XIX), no solo dio numerosos indicios, sino también afirmaciones muy claras, en el sentido que piensa revertir mediante una dura metodología de shock socio económico, todos los notables avances reseñados en el párrafo anterior, sino otros muchos más, como la notable mejora en los ingresos reales y una fuerte redistribución positiva de los ingresos, los positivos indicadores de salud, el vasto plan de obras públicas, etc. Ese duro plan de involución forzosa, casi calcado al aplicado en el cuarto de siglo neoliberal (1976-2001), y en particular en los durísimos años ’90, de resultar “exitoso”, desarticulará todos los avances conseguidos, e incluso nos pondrá con previsible certeza, de nuevo al borde la disolución nacional, como ya estuvimos en 2001-2002, cuando el objetivo de los poderes financieros transnacionales, era repetir en Argentina el “modelo yugoeslavo”, de disolución en media docena o poco más de insignificantes republiquetas, todo ello previo el estallido de una feroz guerra civil, tal como acaeció en el ex país balcánico. Ni siquiera las ventajas comparativas que tenemos respecto a la martirizada Grecia, del enorme potencial exportable de alimentos, hidrocarburos y minería, difícilmente puedan ser utilizadas. Las producciones en gran escala de alimentos (soja, trigo, maíz, carne, etc.), están bajo el control casi omnímodo del feudalismo campero de tipo decimonónico, a punto de monopolizar el enorme manejo de esas masas de divisas al quitarse las retenciones que obran como factor federal de redistribución de riquezas y fuente de financiación de obras públicas en toda nuestra extensa geografía continental; y las exportaciones están masivamente en manos de un oligopolio mayoritariamente extranjero. Tal como sucedieron entre 1862 y 1943, y luego casi ininterrumpidamente desde 1955, esos cuantiosos volúmenes de divisas se fugarán al extranjero, o se esterilizarán mayoritariamente en financiar importaciones suntuarias con nulo efecto multiplicador positivo en nuestra economía. El gran yacimiento no convencional de Vaca Muerta y otros que ya se descubrieron, volverán a ponerse en manos extranjeras (Energía será manejada por un personero de la británica Shell, y las privatizaciones directas o encubiertas asoman como un escenario casi ineludible), y con todo ello, volveremos a quedarnos sin los activos estratégicos (los nuevos yacimientos de hidrocarburos), sin el petróleo, sin el gas, y sin las divisas que producirán sus exportaciones…calcado de lo acaecido en los ’90, incluso con los mismos actores principales y de reparto (nunca tan bien utilizada, en su doble sentido, ese último concepto). La gran minería, necesaria por cierto, no está acompañada por la industrialización de sus producciones, por lo que es reducido el beneficio general que deja para el país, y con la “apertura” a aplicarse, posiblemente casi todas las divisas de la misma, terminen en el extranjero. Los varios acuerdos de “libre comercio” que casi con seguridad se rubricarán rápidamente, nos inundarán de productos importados, destrozando a la Industria Argentina, provocando con ello desocupación masiva, involución económica y saldos comerciales negativos, además de funcionar esos tratados como correas de transmisión con la cual la UE y otros, nos endosarán sus crisis económicas. Con todo ello, salvo milagro, en poco tiempo estaremos en tan crítica situación de subordinación política, retroceso y crisis económica muy profunda, y caos social terrible, tal como está sumida la pobre actual nación helénica, desprovista de toda la dignidad y soberanía de la Antigua Grecia. Es la conocida metodología de pretextar una severa crisis económica, para aplicar medidas draconianas de ajuste y de involución socio – económica, como lo hicieron en 1930, en 1955, en 1962, en 1976 y el subsiguiente cuarto de siglo neoliberal. En su momento lo explicó muy bien Jauretche, y a nivel internacional, la canadiense Naomí Klein, en su libro “La Doctrina del Shock”. MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

viernes, 4 de diciembre de 2015

http://mundo.sputniknews.com/radio_que_pasa/20151203/1054451960/Macri-argentina-revuelta-social.html Reportaje telefónico del diario ruso, acerca de la realidad argentina y los posibles acontecimientos a raíz del cambio de gobierno.