sábado, 30 de enero de 2016

INDUSTRIA Y TECNOLOGÍA ES SOBERANÍA PREOCUPANTE CUADRO ACTUAL
40 años después volvieron, los mismos sectores socio-político-económicos; en muchos casos los mismos nombres de los años ’90, las mismas políticas de achicamiento y destrucción generalizada, con las mismas excusas apenas retocadas; con la anuencia de sectores medios y bajos, muy confundidos por persistentes campañas mediáticas muy sutiles e instaladoras del más profundo e irracional odio; y a la vez ayudados por unos cuantos gruesos errores –sin ninguna mea culpa hasta ahora, lamentablemente-, de un gobierno que en doce años tuvo sin duda muchos más aciertos que errores, pero que se encerró en no reconocer ni rectificar estos últimos, algunos de relativamente fácil corrección; y en no implementar rectificaciones de rumbos en temas básicos, como en persistir en ciertos discursos “progresistas” que pueden ser muy intelectuales, pero que no cuajan con la gente común y terminan restando adhesiones; por caso el anarquista Bayer, el marxista J.P. Feinmann, o el antimilitarismo visceral e irracional al estilo del socialismo justista (que fue además elitista y antiindustrialista e incluso con toques raciales, pues solo se preocupaba por los inmigrantes y sus hijos); “socialismo” que no es menos nocivo que eventuales apoyos “por izquierdas” virulentas parecidas al P. O. y Castells, funcionales de última a los intereses de los sectores político-económicos más refractarios al progreso y el desarrollo, como el feudalismo campero…tal como sucedió en 1945, con el P.C. marchando codo a codo con el embajador de EEUU y los representantes de la más cerrada oligarquía vernácula.
Discursos “de la progresía” muchas veces mezclado con el ultra indigenismo y el ultra ecologismo, ambos virulentos, nocivos, y fomentados desde Europa y EEUU para dividirnos y estancarnos.
Con la persecución y apagón mediático a casi todas las voces y escritos opositores o simplemente objetivos, que no rinden pleitesía o mediocre conformismo, se abona la desinformación masiva y el conformismo amorfo, cuando no las profundas confusiones conceptuales.
Ante la sistemática avalancha de DNU que con discutibles atribuciones legislativas e incluso judiciales son asumidas por el ejecutivo nacional, se está consumando un nuevo industricidio masivo, que está afectando básicamente a las PYMES nacionales, por la acción de pinzas de apertura de importaciones, achicamiento del mercado interno (por brutal degradación del salario real y la política de despidos masivos), y ahogo financiero. Se frenan y/o enajenan entes y líneas de inversión en tecnología (CONICET, satelital, nuclear, etc.). Se “prepara el terreno” para desprestigiar o desguazar y/o frenar a YPF, Aerolíneas Argentina, Ferrocarriles, etc; y se desfinancia a entes previsionales o sociales, como ANSES y PAMI. Mientras que sobre el valiosísimo yacimiento de Vaca Muerta, se ciñen las sombras amenazantes de las petroleras anglosajonas y de los depredadores fondos buitres; y como golpe de gracia a todo atisbo de soberanía, la sumisión al TTP y otros acuerdos de libre comercio, que de concretarse, nos transformarán en colonia dócil de las grandes corporaciones transnacionales. Prolijamente, tampoco se descuida el embrutecimiento masivo, degradando los planes de estudio, suprimiendo las muy valiosas Escuelas Técnicas y ahogando a la Instrucción Pública mediante un feroz recorte presupuestario. Y el unitarismo expreso y entronizado, enriquece al egoísta centralismo portuario a costa de las estrecheces a las que condenan a las provincias, sobre todo a las que los mismos tecnócratas neoliberales que hoy nos gobiernan, en los años ’90 despectivamente llamaban “provincias inviables”; lo que se hizo en aquellos años claramente para instalar la aceptación o resignación del canje de deuda por territorios, y la política de fragmentación del territorio continental argentino en varias republiquetas, haciendo en ello causa común los tecnócratas apátridas neoliberales y el indigenismo ultra promovido por la Gran Bretaña y la UE.
En lo geopolítico, el alineamiento automático (léase subordinación) con las potencias tradicionales (EEUU, UE, Japón, Canadá, y alguna otra); el desprecio y ataque a los trabajosamente logrados organismos regionales (Mercosur, Unasur, Celac), claramente de acuerdo al viejo “manual” de “divide y reinarás” funcional a los anglosajones; el alineamiento sumiso con Israel en el polvorín del Medio Oriente, en vez de la muy digna postura histórica argentina de no intervención y buenas relaciones con todos esos Estados, que además es lógica acorde a la pacífica convivencia entre todos los argentinos que debemos preservar; los absurdos cuestionamientos a los muy importantes acuerdos estratégicos con China y Rusia, que EEUU y la UE presionan para anular o degradar; y el claro
desprecio a toda reafirmación de soberanía argentina en Malvinas, Antártida, y con ello, en el Atlántico Sur y Mar Antártico.
Mientras, la clase media sigue en el sopor mediático (con excepciones), y los patrioteros de bandera están tan confusos y colonizados mentales como en el “proceso” cívico militar de 1976. Por suerte hay civiles y militares esclarecidos, que comprenden la extrema gravedad de la situación.
La Argentina sin industria ni tecnología propias, que nos quieren imponer, implica un país en curso inexorable de disolución.
Como definió un apreciado amigo: es la imposición forzosa y excluyente de la argentina de La Argentina de la soja y de la bosta, con miseria, desocupación y exclusión para muchos, transformando una nación digna en una vergonzosa republiqueta.
Dura y nada diplomática descripción, de la muy preocupante realidad actual de la hasta ayer Argentina a punto de calificar como nueva potencia emergente desarrollada.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
ANALISTA DE TEMAS ECONÓMICOS Y GEOPOLÍTICOS

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