miércoles, 28 de septiembre de 2016

EL PATRIOTISMO LOS AVERGÜENZA
Cierto tipo de decisiones, de medidas político-económicas, de patrones de conductas, de mentalidad imperante en las clases altas oligárquicas de Argentina, demuestran a las claras, que en realidad el patriotismo es un sentimiento que los avergüenza, pues en verdad son apátridas apenas “nacidos en Argentina” pero de ningún modo argentinos de corazón, y sus muy tergiversados esquemas de valores se identifican con Europa y/o con EEUU, despreciando todo lo argentino, incluso a los propios compatriotas de nacimiento y de suelo en que vivimos.
Son herederos directos –en lo mental- de los intelectuales europeizados que formaron el “partido unitario” desde comienzos de Argentina, portuarios centralistas excluyentes, que siempre miraron hacia el puerto y dieron la espalda despectivamente hacia el vasto interior. Son los que se encandilaron con las nuevas doctrinas europeas, las modas parisinas, las pautas culturales británicas (ocultando las bajezas y muchos aspectos impresentables, como las expoliaciones de sus colonias y sus pueblos), mostrando servil subordinación hacia todo lo extranjero de allende los mares; pero desconocieron y se burlaron con sorna y altivez de todo lo nuestro, despreciando a los hispanos, los gauchos, los criollos de tierra adentro, los indios, los negros, los mestizos, y los pueblos hermanos de la región. Y años después, cuando los hijos de los gringos inmigrantes se acriollaron adoptando nuestras pautas culturales y el amor a su tierra y esta su patria, también los despreciaron. Los “niños bien” hacían excursiones punitivas, en la Buenos Aires de los ’20 y/o ’30, en las que se solazaban “haciendo patria” agrediendo de palabra y de hecho a los nuevos inmigrantes que poblaban Buenos Aires, según cuentan historiadores no enrolados en el conformismo academicista.
Los liberales a ultranza y la retrógrada oligarquía campera, financiera, intermediaria e importadora, son herederos económicos de los mercachifles portuarios que multiplicaban sus ganancias con el contrabando y con las diferencias que hacían al vender chucherías varias industriales, provistas por “el taller del mundo” instalado en la Rubia Albión, mientras mataban a la ya consolidada industria artesanal de las provincias y las sumían en la pobreza.
Herederos de las “familias bien” que mediante artimañas de “los doctores” obtenían títulos de propiedad en años de Mitre, Sarmiento y sucesores, en enormes extensiones de campos, desplazando y transformando en parias errantes a los gauchos que por varias generaciones habían sido dueños sin papeles pero con derechos de permanencia acreditados por los usos y costumbres, y por las normas civiles existentes y respetadas desde las épocas coloniales.
Por respetar esos usos y costumbres, Rosas fue llamado El Restaurador de las Leyes, poniendo frenos a “modernidades” extranjerizantes y elitistas, que los unitarios rivadavianos pretendían imponer al como sea, tal como lo evidenciaron con el asesinato político de Dorrego, y otras muchas persecuciones semi encubiertas, como las perpetradas encarnizadamente contra San Martín, los caudillos federales y tantos casos similares.
Expulsado y desterrado Rosas, los unitarios liberales rápidamente tomaron el poder, desplazando al declamado federal y múltiple traidor Urquiza, quien desde entonces se dedicó a los negocios y a mantener su poder excluyente en los límites de su provincia, desentendiéndose de los destinos del país.
Destrozando toda oposición a los degüellos, bajo las presidencias de Mitre y Sarmiento, se consumaron las primeras grandes apropiaciones de campos, propiedades que manejadas desde el puerto, fueron la consolidación de la oligarquía heredera de los mercachifles portuarios, la cual tuvo sus réplicas en los “sectores bien” de muchas provincias, en particular las más cerradamente conservadoras e inclinadas a sostener estructuras feudales.
Sarmiento y Alberdi, cada uno con su estilo, brutalmente agresivo uno, delicadamente intelectual en sus gustos el otro (editor de la no muy masculina revista “La Moda”, entre otras anécdotas), fueron los dos cerebros principales que volcaron al papel el muy curioso y a la vez feroz “racismo inverso” que lamentablemente dejó discípulos en nuestro país. El racismo es malo, negativo en todas sus formas y vertientes; pero usualmente se dio contra “el otro”, “el diferente” a las pautas culturales, étnicas, lingüísticas, religiosas, etc.
Pero acá, Sarmiento y Alberdi, expresaron con notable violencia conceptual, traducida luego en violencia de hecho por el primero y sus seguidores, una curiosa forma de racismo, que tal vez sea única en su tipo: el racismo inverso, o sea el odio y el desprecio destilado contra el totalmente semejante al que lo profesa. Ambos de apellidos españoles de padre y madre, ambos criollos de orígenes, posiblemente Sarmiento con genes indios y/o negros incorporados al núcleo hispano de sus antecesores, los dos intelectuales despreciaron a su propia gente, a sus propios ancestros, siendo cruda y burdamente despectivos de todo lo criollo, todo lo hispano de nuestra cultura e incluso de nuestros genes (que eran los genes de ellos), y mucho más aun respecto a los sectores más humildes de nuestra población, respecto a los que mostraron no solo desprecio, sino un odio tan visceral como irracional, podría decirse de la misma magnitud que la admiración total, sin límites y llegando a la subordinación expresa, respecto a los nórdicos en general, y a los anglosajones en particular.
Particularmente el agresivo sanjuanino de orígenes sociales humildes, consideró que no debía prestarse ninguna asistencia sanitaria ni social a los sectores desposeídos, aconsejando no desperdiciar recursos en ellos (excluyente y brutal pensamiento) …"Si los pobres de los hospitales, de los asilos de mendigos y de las casas de huérfanos se han de morir, que se mueran: porque el Estado no tiene caridad, no tiene alma. El mendigo es un insecto, como la hormiga. Recoge los desperdicios. De manera que es útil sin necesidad de que se le dé dinero. ¿Qué importa que el Estado deje morir al que no puede vivir por sus defectos? Los huérfanos son los últimos seres de la sociedad, hijos de padres viciosos, no se les debe dar más que de comer". Del discurso en el Senado de la Provincia de Buenos Aires, 13/09/1859”… ; y fomentando el exterminio de gauchos, al afirmar …"Se nos habla de gauchos... La lucha ha dado cuenta de ellos, de toda esa chusma de haraganes. No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre de esta chusma criolla incivil, bárbara y ruda, es lo único que tienen de seres humanos". Carta de Sarmiento a Mitre del 20/09/1861.
Si bien Roca merece respeto por su sentido de la nacionalidad y por haber modernizado el país, y consolidado la soberanía en nuestro territorio, las vastas extensiones de campos que fueron concedidas a sus soldados, ante las necesidades y posiblemente por la poca instrucción de los mismos, rápidamente fueron malvendidas a sectores de la incipiente oligarquía vinculados a los que décadas antes se habían apropiado de inmensos campos.
A consecuencia de la carencia de tierras fiscales, los inmigrantes de
comienzos del siglo XX, en vez de poseer su propia tierra, debieron caer en el régimen expoliador del arriendo, que los condenaba a ser casi el equivalente de siervos de la gleba en su versión argentina, lo que origino muchos conflictos.
Continuadores y herederos políticos de los racistas inversos y liberales a ultranza Sarmiento y Alberdi, así como del anglófilo Mitre, son las llamadas “clases patricias argentinas”, voluntariamente subordinadas al poder mundial de turno, operando como administradores del respectivo poder imperial colonialista económico, carentes de todo sentido de grandeza nacional, ultra liberales dogmáticos, y por ende carentes de auténtico patriotismo, al cual solo practican en sus aspectos formales, justamente como para “cubrir las formalidades del caso”, pero hasta avergonzándose de toda medida conducente a cuidar los reales Intereses Nacionales.
Primero centrados en la egoísta aldea puerto, luego sus intereses se
ampliaron hasta los límites de la Pampa Húmeda, y poco más. El Territorio Nacional nunca les importó, por lo que sin remordimientos cedieron enormes porciones del mismo, e incluso fomentaron y apoyaron las fragmentaciones territoriales de amplias fracciones del territorio del virreinato del cual somos herederos naturales. La dejadez en el cuidado de las fronteras y la soberanía efectiva fue la constante –con pocas excepciones-, perdiéndose sucesivamente casi todos los litigios fronterizos, a la vez que se descuidó adrede el desarrollo de las regiones más alejadas del núcleo pampeano, como la irracional política de aislar la Mesopotamia y privarla de caminos y otras obras claves de infraestructura, o como la falta total de ferrocarriles en las inmensidades patagónicas (excepto el Comahue), los obstáculos que el patriota General Pujato debió vencer para sus señeras acciones en La Antártida, con oposiciones o falta de colaboración incluso por parte de sectores seguramente anglófilos de la Marina Argentina, y el listado de hechos impresentables sigue.
Los hechos de exclusión social y/o de “tapar los pobres para que no se vean”,
fueron constantes en la exultante y clasista celebración del Centenario (1910), el desprecio a los pobres, los “cabecitas negras” y al interior fue moneda corriente en la década infame (1930-1943) mientras a la vez el vicepresidente se mostraba orgulloso de “ser Argentina la piedra más preciosa de la corona de su majestad” y mientras un ministro y funcionario de empresas británicas era llevado al grado honorífico de “Lord Leguizamón”.
En la cruenta revolución fusiladora (1955), un alto oficial exclamó que “el hijo del zapatero será zapatero” poniendo en claro cortar toda movilidad social ascendente…¡la exclusión explícita y violenta!
En el infame “proceso”, cuando se le hizo ver como se sentiría si fuera pobre, con soberbia Martínez De Hoz contestó “nunca fui pobre”, mientras un ignoto generalote con trazas de pretendido oligarca expresaba con “orgullo”: “en Argentina no hay negros” mostrando racismo explícito y soberbia clasista.
Ahora existe un ministro involucrado en fugas de divisas que se burló de “la grasa militante” (Prat Gay) justificando burdamente despidos masivos, mientras él y sus colegas llenan las plantillas de entes oficiales con “militantes chic” con sueldos exorbitantes. El economista González Fraga, de sucesivas fallidas premoniciones económicas, tildó con soberbia de “irrealidad” el buen nivel de vida de amplias capas sociales argentinas en el marco de políticas keynesianas, dando por sentado que la “realidad” es una minoría hiper rica y el 90 % en severos apuros económicos. Sturzenegger, del BCRA (*), expresó conceptualmente en unos de sus irónicos discursos, que “nos olvidaremos del patriotismo”…y ya lo están haciendo con actos de fechas patrias sin pueblo, y con nuevos billetes (incluyendo uno fallido) con figuras de animales desplazando a próceres (o falsos próceres, según cada caso).
Por su parte, las oligarquías aborrecen las empresas del Estado –son
visceralmente elitistas y antinacionales-, regodeándose con volver a
extranjerizarlas sin importarle su valor estratégico; mientras algunos sectores de las clases medias anestesiadas ni se molestan en pensar; las minorías “progresistas” siguen apostando a la destrucción total para que luego surja el “paraíso socialista”, jugando de funcionales a los sectores apátridas; y los muy confusos patrioteros de bandera no entienden que la defensa de la soberanía no se agota en exaltar el himno y la bandera.
Por caso, los rugbiers de clases altas, son por lo general soberbios con el común de la gente, cuando no agresivos y altaneros; pero se deshacen en inclinaciones de cerviz ante la reina del imperio agresor y usurpador. Son una muestra clara de la mentalidad de los que se avergüenzan del patriotismo.
Preocupante panorama, pero Jauretche dijo: “cuando más negra es la noche, más cerca está el amanecer”. ¡Dios lo oiga!
(*) Banco Central de la República Argentina.
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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